Iluminar el jardín

Cuando tenemos un jardín, la iluminación que utilizamos puede hacer que su belleza se multiplique por dos. Además, cuando nos gusta disfrutar de él con la familia y los amigos, o en nuestros momentos de soledad, necesitamos que, además de bonito sea cómodo y funcional.

La iluminación que necesita el jardín no es la misma todo el año ni en todas las circunstancias. En invierno luces más potentes, más económicas y duraderas, por las menos horas de luz, serán imprescindibles. En verano, posiblemente necesitemos pequeños puntos de luz que nos den sensación de relax y frescor las pocas horas del día en las que no hay luz solar.

Para conseguir el efecto que deseamos, tendremos que combinar varios tipos de luces que vamos a ver a continuación. En primer lugar, necesitaremos siempre una iluminación directa. Será la que necesitemos para actividades concretas, una luz que no produzca sombras cuando vamos a comer, cocinar o leer. Puede conseguirse mediante lámparas de techo, farolas, focos...

Iluminación indirecta sería el segundo tipo de iluminación necesaria. Con ella, podremos crear juegos de luces, marcar un sendero, dar profundidad visualmente con zonas de sombra y crear ambientes relajantes o románticos.

Cuando tenemos bonitas zonas para resaltar, una piscina, un gran árbol o un elemento decorativo importante, una pequeña luz que lo realce y le de protagonismo tendríamos la llamada iluminación decorativa. Suele conseguirse con focos encastrados o disimulados en paredes o suelo.

Por último no podemos olvidar las grandes y pequeñas ocasiones que celebramos y disfrutamos en el jardín. Una fiesta, un cumpleaños o una cena romántica que necesitan una iluminación pasajera en la que podemos dejar volar nuestra imaginación con pequeñas luces, lámparas hechas a mano, de papel, velas...

Cuando un espacio está bien iluminado, cambia. El jardín no es menos. Iluminar el jardín también es decorar.

 Fuentes: FaunaDecorativa, HogarUtil, 20minutos, DecoraIlumina, PuntoSuspensivo.